Aliento que arde en mi boca con palabras que queman
al ser pronunciadas.
No debí hacer la maleta, no debí salir del
escondite, ese lugar seguro que me arropaba la existencia. Fui valiente y me
equivoqué, porque en mi equivocación no estaba sola, no calculé los riesgos.
No debí hacer la maleta, debí levantar la frente
y menospreciar a los que menosprecian, sacar pecho y enfrentarme a la
vergüenza del abandono. Pero fui egoísta, y en mi egoísmo arrastre a lo que yo
más quería y ahora ellos pagan las consecuencias de mis decisiones.
No debí hacer la maleta, no. Y ahora el aliento
de aquellas palabras arde en mi boca.
duro...
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